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Liga Cooperativa: el baloncesto como herramienta de mejora de la sociedad

Desde 2012 Madrid cuenta con una liga abierta, autogestionada y autofinanciada. Su lema deja clara su filosofía: coopera o revienta.

Luis Clausín 28/02/2022

El baloncesto es una potente herramienta para la mejora de la sociedad. Pocos ejemplos tan claros del impacto que puede tener como la madrileña Liga Cooperativa de Baloncesto. Charlamos con sus miembros para comprender mejor la dimensión del trabajo que vienen desarrollando los últimos 10 años.


¿Cuáles son las principales diferencias entre la Liga Cooperativa y el resto de competiciones de baloncesto?

Más allá de las diferencias entre las ligas municipales, organizadas por los ayuntamientos, y las ligas privadas, organizadas por empresas privadas, la Liga Cooperativa de Baloncesto (LCB) se caracteriza, y a su vez se diferencia del resto, por:
  1. Jugar sin árbitro 🡪 pita defensa.

  2. Autogestión cooperativa y gratuidad. La participación en la LCB no conlleva un gasto económico pero sí asumir alguna de las tareas que realizamos. De ahí nuestros lemas “Coopera o revienta” y “Aporta o aparta”.

  3. Es mixta (aunque algunas ligas privadas están empezando a permitir equipos mixtos).

  4. Utiliza las canchas públicas y reivindica su mantenimiento y mejora.

  5. Promueve valores colectivos como la honestidad, integración, horizontalidad, igualdad, etc. y rechaza todo tipo de discriminaciones.
En definitiva, el proyecto concibe el baloncesto como una herramienta a través de la cual poder contribuir a la mejora de la sociedad.


.Una gran iniciativa es vuestra escuela de Paquets, en la que posibilitáis a cualquier persona su primer contacto con el baloncesto. Algo bastante rompedor hoy, ya que la mayoría de los equipos no acogen jugadores que no tengan un nivel mínimo.

La Escuela fue promovida inicialmente por dos entrenadores de baloncesto que jugaban en la LCB como un espacio en el que todas las personas de la LCB pudieran aprender y mejorar su juego. Posteriormente se convirtió también en el punto de encuentro de personas que nos escribían con la temporada ya empezada y el resto de personas que ya jugaban en la LCB. Así equipos que necesitaban gente han ido encontrando nuevas incorporaciones y también se han formado nuevos equipos integrados por personas que se conocieron en la Escuela.

Dadas las dificultades de compatibilización de estas actividades con el resto de la vida, la Escuela ha ido cambiando de personas de la LCB que la promovían y ha ido alternando períodos de inactividad o poca asistencia con otros de bastante afluencia (normalmente en los meses en los que mejor tiempo hace).

Podríamos decir que es un entrenamiento abierto y colaborativo donde poder mejorar algunos aspectos del juego y que ofrece un punto de encuentro con otras personas de la LCB o que han conocido el proyecto. Por tanto, se puede decir que es uno de los “buques insignias” del proyecto de la LCB. Es nuestro MVP (“Most Valuable Project”).


"¿Una LCB infantil? En un contexto social cada vez más individualista y competitivo podría aportar valores diferentes a las niñas y niños"



Jugar al baloncesto organizado cada vez es más caro. Vosotros lo facilitáis a cambio de cooperar, no de dinero. ¿Creéis que vuestra idea podría tener traslación al deporte de niños? Al final los problemas económicos de una familia repercuten tanto en los adultos como en los niños…

Por supuesto que sería posible organizar la liga cooperativa de baloncesto infantil. De hecho recientemente hemos elaborado una guía titulada “¿Cómo hacer una Liga Cooperativa de Baloncesto?” dirigida fundamentalmente a adolescentes y jóvenes, pero que perfectamente podría ser utilizada y aplicada por AMPAS y niños y niñas. Para la LCB sería un orgullo y nos volcaríamos en ayudar en lo que pudiéramos.

Además, en un contexto social cada vez más individualista y competitivo, creemos que podría aportar valores diferentes a las niñas y niños. Valores como la honestidad, el significado del “juego limpio”, la colaboración, la valía del deporte y el juego más allá del resultado, etc.

Por supuesto habría que analizar las especificidades de cada caso y tratar de buscar soluciones a los problemas propios, pero, más allá de eso, la fórmula es tan simple (y tan complicada de desarrollar a la vez en el actual contexto social) como autogestionar el deporte y el ocio en base a las normas y valores que las personas implicadas decidan colectivamente.


Otro aspecto diferenciador de vuestra Liga es que habéis rechazado patrocinios privados.

El proyecto de la LCB se asienta sobre la autogestión y las decisiones se toman por los grupos de trabajo por temas que organizamos o en alguna de las 3 asambleas que solemos hacer cada temporada. Más allá de las críticas que podamos hacer a las empresas multinacionales y al sistema económico capitalista, estas decisiones se han basado en la determinación por mantener la independencia.



Nuestra pretensión es extender esta forma de entender y gestionar nuestro ocio y práctica del deporte, pero siempre sobre unos valores concretos. Tenemos limitaciones para cumplir ese objetivo y tratamos de sobreponernos a ella a través de los medios que nos permiten mantener nuestra autonomía.

En cualquier caso, esto ha generado debates importantes e interesantes y lo que es evidente es que si nos llegan propuestas de otras organizaciones es porque reconocen la valía y la fuerza del proyecto.


"El estado de las canchas públicas es clave porque nos permite organizarnos con pocos recursos económicos"



Vuestro trabajo para recuperar canchas públicas que no estaban en buen estado es otro de vuestros grandes aportes a la sociedad. ¿Cuál es la situación actual de las canchas en Madrid?

En general, el estado de las canchas públicas (instalaciones deportivas básicas siguiendo la terminología del ayuntamiento) es bastante malo. Digamos que el Ayuntamiento de Madrid ha estado más preocupado de desarrollar candidaturas para las olimpiadas que de cuidar y promover el deporte de base en su ciudad. De ahí surgió uno de nuestros primeros lemas: “Deporte de base, no de élite”.

Para el desarrollo de la LCB el estado de las canchas es clave porque es lo que nos permite y facilita poder organizarnos con pocos recursos económicos. El coste de un pabellón 2 horas (en una hora no da tiempo a un partido) son unos 80€ por lo que no es muy asequible. Además las instalaciones de los pabellones están saturadas y copadas por los clubes y competiciones municipales por lo que es muy difícil encontrar hueco para jugar ahí.

Por tanto, es indispensable el uso de las canchas públicas. En ese sentido, revisamos su estado y condiciones, ponemos reclamaciones en el ayuntamiento e incluso hemos entregado informes de las mejoras necesarias a varias Juntas municipales de los distritos de la zona noreste de la ciudad.

La subsanación de los problemas y la mejora de las canchas son procesos lentos y nos da la sensación de que sólo se realizan si la gente protesta. Digamos que no hemos percibido en ningún momento que el propio ayuntamiento, como pensamos que debería hacer, se preocupe del estado de estas canchas públicas y haga un seguimiento de las mismas.


En una entrevista Álvaro Lázaro comentaba que vuestra liga estaba centrada en el Norte de Madrid y que, aunque lo habíais intentando, no conseguisteis sacar adelante una “Conferencia Sur”. ¿Seguís en la misma situación? ¿A qué creéis que es debido?

Justo al principio de esta temporada 21/22 organizamos un torneo 3x3 en el barrio de Usera y uno de los objetivos era dar a conocer nuestro proyecto en otros barrios. Asistieron unos 17 equipos y la gente quedó encantada. Allí conocimos a Salim, un chico que ya había conseguido mejoras precisamente en la cancha en la que jugamos (canchas del Rancho del cordobés).

Él baja a jugar allí habitualmente y el mal estado de las canchas y la falta de papeleras le llevó a poner reclamaciones en el ayuntamiento que finalmente fueron atendidas. Ahora está pidiendo que pongan focos en la cancha para poder jugar cuando es de noche. Algo que es clave, sobre todo, en invierno cuando a media tarde ya es de noche.

Con todo esto lo que queremos decir es que en todos los barrios se juega al baloncesto y hay personas con esta “inspiración” o “vocación”. Probablemente para que eso de un salto cualitativo y se pueda optar a formar un proyecto como es la LCB se necesita de más personas que coincidan en varias cuestiones (geografía, momento vital, motivación, etc.).

De momento, la LCB ha colaborado con otras personas que querían impulsar proyectos similares en otras ciudades. En Bolonia (Italia) ha sido liderada por Luca, un chico que vino de Erasmus a Madrid, y que después ha conseguido el impulso necesario. De hecho, en nuestras finales de la temporada 17/18 vinieron 4 personas de Bolonia de visita para conocernos mejor y pasar un fin de semana conjunto.

También se ha organizado la Lliga Cooperativa de Alacant, a quienes visitamos un grupo de la LCB de unas 15 personas en noviembre de 2017 para conocernos y contarles algo más detalladamente nuestra evolución.

Por último, en abril de 2018 fuimos a Ciudad Real a visitar a otro grupo de gente con ganas de conocer nuestro proyecto y pasamos un día genial jugando un torneo 3x3.



Como cierre de la entrevista una curiosidad. A todos nos ha pasado que hemos quedado con amigos para jugar y al llegar a las canchas estaban ocupadas. En vuestra liga… ¿cómo solucionáis este tema?

Ocurre en ocasiones y normalmente preguntamos hasta qué hora van a jugar aproximadamente para saber si podemos organizarnos. Si van a seguir mucho rato está la opción de jugar a media cancha o de moverse a otra cancha.

Además internamente en la LCB tenemos una pizarra en la que cada partido es publicado de forma que el resto de equipos ya saben que X cancha X día y a X hora está ocupada. En este sentido la actualización del estado de las canchas y los horarios de las luces es clave porque nos abre las posibilidades a la hora de fijar partidos.

Eso sí, tenemos identificadas algunas canchas con luces y en más o menos buen estado que no son muy utilizadas por el resto del vecindario y que nos facilitan bastante.

El Flori es la cancha más concurrida ya que cumple esas características y además tiene dos campos por lo que permite dos partidos simultáneamente.

La concentración de los partidos en pocas canchas llevó alguna temporada a fijar algún mecanismo para incentivar el uso de otras canchas. Lo llamamos el “Pasaporte” y consistía en que cada equipo que jugara en una cancha diferente iba adquiriendo puntos. Posteriormente al terminar cada fase de la LCB, ante situaciones de empate en la clasificación, el factor decisivo era precisamente los puntos del Pasaporte de cada equipo. Así, en vez de basarnos en la diferencia de puntos a favor y puntos en contra, que en ocasiones ha generado problemas, fomentábamos la descentralización de los partidos de la LCB.
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